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Foto del escritorCharles Gutierré

Mundial Qatar 2022: los grandes aparecen cuando más los necesitan.


En un partido chivo por donde se lo mire, Leo Messi recibó una asistencia de Di Maria y clavó un zurdazo abajo, junto al poste izquierdo. El capitán terminó entero y festejó con sus compañeros y con los hinchas. "Sabíamos que íbamos a responder".


Es de acá. "Ahora tenemos todas finales, no podemos fallar", advirtió el capitán de la selección nacional.


Si los grandes jugadores aparecen cuando el equipo más los necesita este sábado Lionel Messi dio una prueba de ello y dijo presente.


En un partido chivo por donde se lo mire, en el que otra caída lo habría dejado afuera del Mundial en su segundo encuentro, la selección argentina sufrió el trámite en el primer tiempo contra el limitado México del Tata Martino, cuando fue un equipo atado, casi sin juego, que aseguró la salida y el traslado de la pelota hasta tres cuartos de cancha, pero que casi no pateó al arco ni llegó con peligro.


Cómo le habrá pesado el partido al equipo en ese primer tiempo olvidable que Messi sólo participó en un puñado de jugadas ante un rival que en esa etapa inicial apareció más suelto.

La selección pareció jugar a no perder en ese primer tiempo en el que padeció el trámite, como si no pudiera sacarse de la cabeza la preocupación por aprobar la primera parte del libreto, pero muy lejos de animarse a jugar con la pelota en el campo rival, generar llegadas e ir por una victoria tan necesaria como esperada. Otro tiempo, otro equipo El equipo se animó a jugar más con la pelota en el complemento, sobre todo cuando promediaba la etapa: De Paul la agarró por la derecha y abrió por esa punta hacia Di María, quien lo ubicó a Leo por el medio, frente a la medialuna, quien la paró con la izquierda y antes de que la pelota cayera la empalmó de zurda y la clavó abajo junto al poste izquierdo, que superó la estirada de Ochoa y desató un festejo especial, que sonó a un desahogo esperado, de cara a los miles de hinchas argentinos que poblaron las tribunas del estadio Luisail.

El equipo de Sacaloni se soltó en ese segundo tiempo porque, según Messi, “era un partido muy complicado. México juega bien, te maneja la pelota, el primer tiempo lo jugamos como mucha intensidad y tuvimos oportunidades. Cuando nos calmamos y empezamos a jugar la pelota en el segundo tiempo, llegó el gol y volvimos a ser nosotros. Había que ganar para acomodarnos”. Todo eso pareció reflejar Messi en ese esperado festejo del gol, cuando corrió hasta el borde del campo en un abrazo simbólico con esos miles de hinchas en la cancha y millones en nuestro país, a quienes había prometido “no los vamos a dejar tirados”.

Messi jugó ayer un gran partido no sólo por ese golazo sino porque corrió y metió hasta el final, como cuando fue a presionar al 4 en la salida, en una muestra de entrega y compromiso, en la mejor noticia del Mundial después de la victoria de la selección: el capitán apareció ayer entero y sin molestias, al extremo que terminó el partido con esa jugada de exigencia física en el campo rival.

  Hasta que en el final Leo se abrazó con Molina y Otamendi, antes de hacerlo con cada uno de sus compañeros, en una celebración largamente esperada por la patria futbolera, que ayer volvió a respirar y que se prepara para otra final.


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