Leo metió a la Argentina entre los cuatro mejores del Mundial al sobresalir en el triunfo ante Países Bajos: metió una asistencia, marcó un gol de penal en los 90' y facturó en la definición por penales en el 4 a 3 tras el 2 a 2. Se viene Croacia.
Messi vivió con intensidad la definición de los penales ante Países Bajos. Argentina sigue haciendo historia en Qatar.
No tiene capa, pero es un héroe. No sale de una lámpara, pero es un genio. No es músico, pero ofrece un recital en alta definición cada vez que sale al escenario. De Rosario al mundo. Se llama Lionel Andrés Messi. Para la comunidad messista es, simplemente, Leo. El de la gente. Ese mismo que ante Países Bajos la rompió. Metió una asistencia de otro planeta en el gol de Nahuel Molina. Decretó el 2 a 0 de penal y luego acertó en la infartante definición desde los 12 pasos que terminó 4 a 3, tras el vertiginoso 2 a 2.
El crack se puso el overol arriba del frac que luce desde que comenzó a jugar en el club Abanderado Grandoli y le ofrendó una nueva alegría al gran pueblo argentino. La selección inscribió su nombre en las semifinales del Mundial de Qatar. Toda la nación está rendida a los pies del mejor jugador del planeta. “Pasamos y es algo impresionante.
Argentina está entre los cuatro mejores porque demuestra que sabe jugar cada partido con las mismas ganas y la misma intensidad”, declaró el rosarino más famoso de la modernidad, mientras todo el Lusail Iconic Stadium destilaba emoción, alegría, risas, llantos y un cúmulo de sensaciones indescriptibles por la sufrida clasificación albiceleste. La Scaloneta sigue haciendo historia de la mano de la Pulga. Ese mismo pibe de 35 años que juega con la 10 en la espalda como Diego, y que también sueña como lo hizo Maradona con levantar la copa más deseada por todo aquel que patea una pelota.
Lo de Messi es sublime. Ya no hay adjetivos calificativos que lo grafiquen. Tiene una mente brillante como pocos. Como esas que salen de vez en cuando y dejan huellas para la inmortalidad. Leo tiene el color del fútbol en su mente. Es como Pablo Picasso: mantiene siempre un altísimo nivel en su inmensa obra pictórica dentro de un campo de juego.
Lionel Messi mostró toda su felicidad por la clasificación y mucho enojo con el árbitro
"No es Países Bajos contra Messi, es contra Argentina"
El capitán argentino no tiene nada que envidiarle a genios de la talla de Albert Einstein, Leonardo da Vinci, Galileo, Beethoven o el mismísimo René Favaloro. Es talento puro. Está haciendo un Mundial impresionante. Desde lo individual como colectivo. La renovada versión de Leo es celestial. Es opulencia en su máxima expresión.
Messi convirtió el 2 a 0 para Argentina desde los doce pasos cuando iban 73 minutos. La Pulga ofreció un repertorio abundante frente a Países Bajos en la cita mundialista de Qatar. Los europeos jugaron a no jugar. El rosarino la descosió ante la naranja mecánica, que en esta ocasión fue una especie de mandarina carpintera, pese a que logró empatar 2 a 2 cuando la semifinal parecía argentina al cabo de los 90 minutos reglamentarios.
Si bien llegó el alargue y luego el pasaje a las semifinales se dirimió desde la tanda de los 12 pasos, lo concreto es que los europeos van a soñar a Messi durante mucho tiempo. Sobre todo porque Leo marcó un gol de penal, clavó una asistencia que ameritará ser materia de estudio en la clase de técnica individual, y además tuvo en sus finos pies seis ocasiones de gol. Países Bajos parecía un cuco. Se terminó asustando con Messi y sus amigos arriba de la Scaloneta. “Van Gaal vende diciendo que juega bien y sólo mete pelotazos”, argumentó el 10 argentino una vez que tenía el boleto a las semifinales en la mano. Lo de Messi ya no sorprende. Seduce. Genera seguidores en sus redes sociales como en la vida misma. Pese a ser una superestrella, al mejor estilo de rock star, mantiene su esencia intacta. Para todos es Leo. Para otros mucho más que eso. Este es el mismo pibe al que se doblaron las piernas cuando visitó un hospital pediátrico oncológico en una de sus primeras giras en el exterior con Barcelona. Una vez que regresó a España habló y le pidió a su padre, Jorge, que hiciera algo para colaborar con los chicos y lo más necesitados. Fue entonces que ahí surgió la Fundación Messi. La misma que ayuda a cientos de personas en anonimato mientras él crack continúa encandilando con su juego. Messi pateó y convirtió el primer penal en la definición desde los doce pasos. La figura del seleccionado es una usina de fútbol en serie. Ante Países Bajos le regaló a todo el pueblo argentino una montaña de felicidad. “También siento mucha alegría, mucha felicidad. No era para ir al alargue ni a los penales, tuvimos que sufrir. Pero pasamos y es algo impresionante”, dijo Leo. El mismo 10 que cuando Lautaro Martínez aseguró su penal y selló la clasificación se fue a abrazar solito al Dibu Martínez, mientras todos fueron corriendo hacia el Toro.
Y mientras las pulsaciones estaban a mil, Messi fue por más. “Argentina está entre los cuatro mejores del mundo porque demuestra que sabe jugar cada partido con las mismas ganas y la misma intensidad. Desde el principio venimos diciendo que Diego nos está viendo, está empujando desde arriba”, remarcó.
También se tomó un instante para opinar sobre el juez español Miguel Mateu Lahoz. “No quiero hablar del árbitro porque te sancionan. No podés decir lo que pensás. La Fifa tiene que reveer eso, no puede ponerlo en una instancia así. No estuvo a la altura”, sostuvo.
Messi habló una vez más desde el corazón. Dentro y fuera de la cancha. Exhibió su costado humano. Y no dudó en expresar lo que siente. “Estamos muy ilusionados y tenemos muchas ganas. Necesitábamos esta alegría”, deslizó el fenómeno mundial antes de poner la mira en lo que vendrá el martes 13: Croacia.
“Croacia demostró que es una gran selección. Por momentos le jugó de igual a igual a Brasil. Es un equipo que viene trabajando con el mismo entrenador hace mucho tiempo y se conocen muy bien”, afirmó Messi, quien ante Países Bajos ratificó ser un héroe, pese a no tener capa, ser un genio, pese a que no sale de una lámpara. Simplemente, es el mejor de la modernidad. Y nuestro: bien rosarino.
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