Argentina se impuso a Colombia con un gol de Lautaro Martínez en una noche en la que Di María brilló.
El Toro saca el zurdazo entre los zagueros visitantes para anotar el 1 a 0.
Pocos grises mostró la selección de Scaloni. Ratificó tener un plan. Un estilo. Argentina sigue avanzando a paso redoblado hacia las arenas y el mar de Qatar. Anoche cerró la doble fecha de las eliminatorias a puras luces en el estadio Mario Alberto Kempes.
Desplegando un dominio total ante Colombia, que dejó la ciudad mediterránea con las manos bien vacías y decreciendo la chance de luchar por un cupo al Mundial. El elenco nacional ganó 1 a 0 con autoridad y proyectando un futuro cada vez más color esperanza. La yapa fue haber estirado a 29 partidos el invicto. La Scaloneta es una máquina prolija de sumar y alimentar ilusión.
Hizo todo sencillo. Apeló a una receta casera que le sigue generando grandes dividendos. Lo de Argentina ya no sorprende. Entusiasma. Encandila a la masa popular con cada presentación. Mantiene la base y los recambios no lo debilitan. Todo lo contrario. Parece potenciar las estructuras y líneas.
Messi no estuvo en cancha. El equipo no sintió su ausencia, pese a tratarse del mejor jugador del planeta fútbol. Scaloni supo amalgamar los apellidos entre partido y partido. Porque varió de nombres en relación al triunfazo ante Chile en el desierto de Calama y supo conquistar otra gran victoria. Esta vez en casa. Frente a Colombia, que sigue de capa caída.
El estadio Mario Kempes fue testigo directo de la estupenda definición de Lautaro Martínez para hacer estremecer al público cuando promediaban 28 minutos. El Toro no perdonó tras recibir la pelota solito en el área tras un centro quirúrgico del Huevo Acuña. Lo del delantero de Inter sigue siendo impresionante: clavó 19 goles en 38 partidos con la celeste y blanca. Tiene un promedio tentador.
Es cierto que antes, en el primer cuarto de hora, el rosarino Angel Di María probó desde afuera del área con un remate cruzado, que se fue lamiendo el palo derecho de Camilo Vargas. Pero Fideo no se quedó con eso. A los 33’ ejecutó un tiro libre que obligó al arquero cafetero a estirarse como chicle para desactivar una bomba que tenía destino de red. Angelito se vistió de conductor secundado por otro excanalla como Giovani Lo Celso. Ambos le inyectaron una gran dosis de exquisitez al juego en ofensiva para una Argentina que tuvo el dominio total en la primera mitad.
¿Qué generó la visita? Apenas tuvo un oasis antes de irse al descanso. Y casi factura. Primero el Dibu Martínez le tapó el gol a Borja (45’) y trascartón fue Germán Pezzella quien le ahogó el grito sagrado a Luis Díaz. La parte final prosiguió en manos del elenco criollo. Di María era el director de la orquesta argentina. El jugador de PSG volvió a probar y a poner en aprietos a Vargas a los 65’. Buscó su tanto, no lo consiguió. Eso sí, el capitán argentino se llevó un cálido mar de aplausos cuando fue reemplazo por Nicolás González. Mientras que Lo Celso y Papu Gómez acompañaron con precisión y gran panorama además de una estupenda aceleración cuando se lo propusieron. Otro que tuvo destellos interesantes fue Acuña. Del lado del rival, poco y nada para resaltar. Se mostró aturdido y no en vano quedó de rodillas.
Córdoba latió al compás de la albiceleste. Aprobó un nuevo examen en estas durísimas eliminatorias. No subestimó al rival de ocasión, pero tampoco lo dejó pensar. Siempre estuvo un paso adelante. Ya sea en materia de recuperación como de acción en ofensiva. Ganó a su ritmo.
Desde su última caída, el 2 de julio de 2019 ante Brasil, Argentina lleva acopiados 29 encuentros sin derrotas (23 oficiales y 6 amistosos). Una cifra considerable y potable de cara al Mundial que se avecina y donde la Scaloneta ya tiene un cupo reservado en la gala que se celebrará en Qatar.
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