Con una sólida actuación, el seleccionado nacional le ganó 2-1 a Chile en la altura de Calama y estiró el invicto del ciclo Scaloni a 28 partidos.
Importante. Lautaro aprovechó un mal rebote de Bravo y facturó para el 2-1 final.
Ganó, no goleó, pero gustó. Argentina se deshizo de Chile en la altura de Calama y le ganó 2-1, aumentando el largo invicto de la era Scaloni. Sin Messi, el seleccionado nacional volvió a dar una muestra de autoridad y sigue dulce en el camino a Qatar.
Presión alta en la salida de Chile, recuperación rápida y posesión: así fue el tramo inicial del primer tiempo para el seleccionado argentino conducido por la dupla de emergencia Samuel/Ayala, asistentes de Lionel Scaloni, ausente por Covid.
A los 9 minutos llegó el primer gol de Argentina con absoluto protagonismo de Ángel Di María. El exCentral ensayó una jugada que ya tiene su sello: tomó la pelota por la derecha, enganchó hacia adentro haciendo pasar de largo al lateral izquierdo Vegas, y sacó un zapatazo inatajable que besó el palo derecho del arco defendido por Bravo.
Un urgido Chile se adelantó en el campo de juego y comenzó a explotar las bandas con Vargas y Alexis Sánchez. Y a los 20’ llegó la igualdad. Marcelino Núñez se hizo cargo de la redonda, tiró un centro cruzado al área a la espalda de un desprevenido Nahuel Molina, Ben Brereton se anticipó y cabeceó por encima de Emiliano Martínez, que estuvo llamativamente estático en el primer palo. Empate y a barajar de nuevo.
Argentina en ningún momento perdió la serenidad y aprovechó al máximo la necesidad chilena de salir a buscar un buen resultado para no alejarse de Qatar 2022. Y Di María fue una pesadilla para Vegas. Angelito fue vivo y siguió encarando al lateral de la roja que, promediando la primera etapa, ya estaba irritado por quedar siempre a trasmano.
Alejandro Gómez, habitual suplente que le ganó la pulseada a Lo Celso, mostró un interesante repertorio y fue el artífice del segundo tanto. El Papu la pisó como en el potrero, la aguantó y se la cedió a De Paul, éste se lanzó en ataque, le pegó al arco y Bravo, que estaba con algunas molestias, dio un rebote de fútbol amateur y dejó la pelota boyando en el punto penal. ¿Quién definió? No podía ser otro que Lautaro Martínez: rasante de zurda, 2-1 y otra vez ventaja para la albiceleste. De Paul, el líder ‘terrenal’ del equipo, se hizo cargo de todo y frizó el partido con apariciones en los momentos justos. Criterioso para guardar la pelota y no rifarla, hábil para distribuir y vivo para ganar minutos generando faltas a favor. Ese es Rodrigo De Paul, el más regular del ciclo Scaloni.
El nerviosismo chileno y la paciencia argentina confluyeron en un ritmo pausado y trabado en el complemento. El tiempo comenzó a transformarse en el peor enemigo para el local, que se resignó a ser prolijo y entró en el terreno del pelotazo. Argentina, tranquila, dejó que Chile siguiera enmarañado en sus propios problemas. No tenía por qué meterse.
Dibu Martínez remendó la mala salida en el empate transitorio chileno y se erigió en la figura de los últimos minutos. Los ingresados Correa, Lo Celso, Julián Álvarez y Acuña le dieron algo de aire al ataque en la brava altura de Calama. Pero ya estaba todo definido. A Chile no se le cayó una idea, Argentina bancó y el árbitro Anderson Daronco decretó el final.
Triunfo justo e incuestionable del seleccionado nacional. Sin muchos puntos altos, con Di Maria como figura, sin Messi ni Scaloni, Argentina sigue funcionando de la misma manera. Y ya van 28 partidos invictos, no es casualidad. Un equipo, ante todo, por encima de las individualidades. Esta selección empieza a ser cosa seria.
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