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Soberbia equivale a Narcisismo

  • Foto del escritor: Carlos F. Gutierre
    Carlos F. Gutierre
  • 1 may 2018
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 3 may 2018


Según el Dr. Norberto Abdala, en psicología, Soberbia se la describe como narcisismo en base del mito de Narciso, adolescente extremadamente bello que un día, al acercarse a un arroyo para calmar su sed, quedó tan fascinado por la belleza de su reflejo que no bebió por miedo a dañar la imagen y fue incapaz de dejar de mirarse.

Finalmente, murió contemplando su reflejo y la flor que lleva su nombre creció en el lugar de su muerte. Así se describen los dos componentes básicos del narcisista: la fascinación por si mismo y un deseo de admiración que termina siendo autodestructivo.

El narcisista se sobrevalora con la creencia de que todo lo que él piensa, hace o dice es superior a todo lo que digan o hagan los demás y se concede más méritos del que tiene. Su amor propio lo hace estimarse muy por encima de lo que vale, con una concepción casi absurda de su propia perfección por lo cual no acepta sus errores y responsabiliza de ellos a los demás. El perjuicio más grave que le ocasiona este tipo de conductas es que despierta el rechazo en las personas frente a las que ejercen el dominio de su tiranía narcisista, aunque la mayoría de las veces suele ser silenciosa y latente.

En realidad, una justa medida de narcisismo es necesaria para el sano proceso de construcción de la identidad. Así, los niños necesitan ser admirados, reconocidos por sus padres y valorados, sensaciones importantes para el desarrollo de su personalidad y de su autoestima.

Si esto no ocurre y la necesidad de reconocimiento se ve frustrada, el niño puede desarrollarse con baja autoestima y una personalidad dependiente (trata de satisfacer a los demás para conseguir su aprobación) o puede dar lugar a una persona narcisista, que infla su propio ego para compensar su falta de autoestima e inseguridad, buscando la aprobación y admiración que nunca tuvo, construyéndose un yo maravilloso y perfecto al que todo el mundo debe adorar.

Seguramente mis compañeros dirigentes del sindicato del seguro a esta altura de la lectura no se hayan percatado que el escrito tiene referencia al ser mas soberbio que hemos conocido en los últimos tiempos: Jorge Alberto Sola, quién logró la aprobación y admiración de los no menos reconocidos narcisistas como Héctor Alfredo Piccolella,

Salvador Bianco, Jorge Oliva, Ricardo Vasquez y también de algunos amiguitos “pascualitos” de Rosario, que hasta no hace mucho cuando lo veían llegar decían: "Allí llega el Humilde”, hoy con un sarcasmo sin igual, cuando lo ven venir expresan: “Allí viene Jorgito”. (Alchauetes, Chupamedias si los hay) La American Psychiatric Association señala los nueve rasgos típicos de la personalidad narcisista, aunque avisa que con cinco de ellos ya se puede formular el diagnóstico:

1.- Tiende a aprovecharse de los otros para sus propios intereses o metas. 2.- Experimenta un grandioso sentido de autoimportancia: exagera logros o capacidades, y espera ser reconocido como superior. 3.- Se siente único o especial; cree que sólo puede ser comprendido por ciertas personas o instituciones de alto nivel. 4.- Tiene fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza y amor imaginarios. 5.- Exige atención o admiración excesiva. 6.- Pretende de forma irracional que se le brinde un trato especial o que se cumplan automáticamente sus deseos. 7.- Carece de empatía para identificarse con los sentimientos y necesidades de otras personas. 8.- Envidia a los demás y cree que todos lo envidian. 9.- Presenta comportamientos o actitudes arrogantes o soberbias, reaccionando a las críticas con rabia, vergüenza o humillación.

Este sujeto, Jorge Alberto Sola, sobre el que nos referimos, ejerce el dominio de su tiranía narcisista sabiendo que el manda más del gremio (Raúl Amancio Martínez) está viejo, caduco y enfermo, sabe que es una oportunidad única para lograr su interés y meta, ser Secretario General del Sindicato del Seguro, aunque hoy, se le será difícil por estar involucrado en escalofriantes hechos de corrupción (Robo de 1200 Millones de Pesos de la Osseg).


No le importa el rechazo que despierta su conducta, sabe o se cree el más inteligente, sabe que existe una mayoría que se mantiene en silencio, aunque latente.

Sabe que es el líder de un ejercito (narcisista) en construcción de cara al futuro, un futuro donde para él los negritos y los mas viejos no tienen cabida. No se identifica con los sentimientos y las necesidades de otras personas, en definitiva: No quiere beber más agua del arroyo por temor a que negritos y viejos dañen su imagen. Así es, Jorge Gramajo, Orlando Santacruz, Juán Carlos Audagñotti, Luis Cacho Perez, Miguel Mendéz, Luciano Dromi, Pedro Antonio Mujica, Elena Rivas de Palmucci, Omar Osvaldo Fama, Dante Iorio, Carlos J. Caracciolo, Mario Chanamé Reynoso, Guillermo Alberto Doval, Ives E. Tejeda, Carlos Francisco Gutierre, José María Velazquez, Juan Ramón Desimone, Carlos Raimondo, José Vieites, estos energúmenos, cómo los llama el ante sus aliados narcisistas, indefectiblemente dañarían su imagen.

La realidad es que nuestro gremio hoy tiene serias dificultades para conformar a toda una masa de afiliados, los magros salarios denigran y humillan la dignidad de miles de familias. Ven con mucha envidia las paritarias de los bancarios y sufren depresiones enfermizas. Saben que no existe un beneficio merecido que premie la antigüedad laboral, la falta de esta remuneración conlleva a que el trabajador de Seguros, al retirarse, no sea meritorio de un digno haber jubilatorio.

A pesar de ello, el señor Jorge Alberto Sola se concede más méritos del que tiene. Su amor propio lo hace estimarse muy por encima de lo que vale, con una concepción casi absurda de su propia perfección por lo cual no acepta sus errores y responsabiliza de ellos a los demás. Todos aquí sabemos que es el responsable directo del daño y desastre que causó en la ciudad de Rosario, como está también bajo su responsabilidad de estos últimos años los salarios más miserables de la historia del gremio del seguro y ahora se quiere hacer el distraido frente al robo grosero y millonario a la Osseg.

Según San Agustín, la soberbia era el peor mal entre los pecados. Para evitarla, es clave el desarrollo de la autoestima en la infancia. Por la edad, el antídoto para el narcisismo  de Jorge Sola es dejarle el “espejito” para su propia fascinación y así como aquel bello Narciso, dejar que se autodestruya solo; Los "Negritos" y "Viejos" que mencione antes saben más por experiencias que por viejos, me quedo con esas sapiencias y con la humildad de todos ellos, sin olvidarme de un Atilio Cultura, Carlos Villamayor, Abelardo Azziani, Carlos Alfonso, Raúl Lucarini, Salvador Aloi, Ramón Valle o José Genaro Baez, y algunos otros, que debieran estar nuevamente dentro del gremio, ya sea y porqué no, como asesores honorarios. Vaya este escrito a la memoria de un Mario López Guerrero, Leandro Fortunato, Hector Vasquez, Héctor laurenz, a quienes supe apreciar incondicionalmente, aunque para muchos del gremio: Gutierre es mala palabra...!!!

PD: La soberbia fue catalogada por Santo Tomás como el pecado capital por excelencia ya que lo consideró como el origen del demonio, ángel caído al querer imitarle y alcanzar la grandeza de Dios. Hace algunos años le expresé al Señor Sola que: "Cuando la soberbia y la ambición, superan a la inteligencia, a la corta o a la larga conducen al fracaso".


 
 
 

1 Comment


Carlos Gutierre
May 02, 2018

Ojalá nunca se nos olvide que para ser grande.. “hay que ser humilde “

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