Boca goleó y espera por ¿River?

El equipo (alternativo) de Russo venció 3-0 a Defensores de Belgrano y se clasificó a los octavos de final de la Copa Argentina, donde aguarda la chance de un nuevo superclásico si es que los de Gallardo superan a Atlético Tucumán por los 16avos.

Las fotos de Boca vs Defensores de Belgrano. (Foto: Nievas)

Al menos por una noche, Boca dejó de luchar contra los molinos de viento, para entender que en las crisis hay que volver a las fuentes, a la lógica, a los movimientos básicos que hacen al juego en equipo. Por presencias y ausencias, por la dinámica de un equipo peleado consigo mismo, era difícil esperar brillantez. Pero esta noche quedaron claras algunas cosas que Russo y sus colaboradores deberían tomar por ciertas. En tal caso, después quedará definir los quiénes: los cómo están a la vista de todos.

¿Qué tuvo Boca que partidos atrás no tenía? Una idea clara, jugadores para llevarla adelante y un enfoque de parte de éstos: léase actitud, concentración, ganas dé, que no se vio en algunos compromisos recientes. El equipo de Russo tuvo dinámica, desborde intenso por los costados, alguien que conecte líneas y un nueve que ocupe los espacios y sepa jugar de espaldas. Nada de un cinco jugando de cuatro, ni una línea de tres armada de apuro, ni Tevez jugando de lo que no es, para que el área sea tierra de nadie más que de los defensores rivales en modo reposera porque no hay a quién tomar.

Defensores de Belgrano puso voluntad, pierna fuerte y sacrificio, pero nada pudo hacerante los desbordes de Obando (de lo mejor junto con Zárate) y Zeballos. Boca tuvo mucha presión alta, con Almendra y Varela dispuestos a la caza. Mauro tuvo su mejor partido en más de un año largo, porque jugó de lo que juega y porque además puso lo suyo. Todo, con un Soldano que tiene menos definición que una tele blanco y negro, pero que cumple toda la función de un nueve, salvo la del gol, claro.

Pero que es útil para fijar a los centrales o arrastrarlos para permitir que un volante llegue vacío (ejemplo, en el segundo gol, el de Mas, o en la jugada previa que pierde Medina). Si en lugar de él está Tevez o Zárate, el ataque de Boca pierde eficacia y se ahoga en la orilla. Por eso es inexplicable que Boca regale a delanteros como Ábila, que hace lo que el resto no: meter goles.

Desde el penal de Mauro hasta el segundo gol, el equipo de Russo generó seis o siete chances netas y el arquero Pietrobono fue figura. Sufrió con el tiro libre de Olivares, pero enseguida acomodó todo. Obando siguió haciendo daño, Mauro siguió en modo Zárate y no hubo crisis terminal. Ahora Russo deberá pasar el tamiz sobre lo que pasó anoche, y obrar en consecuencia, más allá de los apellidos y del pedigree. En el horizonte asoma River (si elimina a Atlético Tucumán) lo que no es poco desafío. Lo principal es que Boca recuperó un norte y un estilo. Después de tanto cachetazo, fue a los bifes. Y le salió...