Nández le contó a Olé cómo vivió el plantel el triunfo en el superclásico. Y sobre su gol decisivo señaló: "El Monumental sintió el impacto".
Hola, querido. Te escucho notable, hablemos por acá. ¿Me das un segundo nada más?". Nahitan Nández tarda cinco palabras en demostrar que es uruguayo y toda una nota en entender que entró en la historia de Boca. Si los tiempos modernos atentan contra los espacios de reflexión, lo suyo es una exageración: pide la pausa inicial para pedirle al taxi que lo esperaba en la puerta de su departamento "que lo banque 15 minutos". ¿A dónde va? A Ezeiza, para tomar el vuelo que lo deje en Madrid primero y en Polonia después, debido a que fue convocado por Tabárez para los amistosos de su selección. Gajes del oficio de Superhéroe, tal vez. Pero antes de cambiar el chip, revela los secretos para ganar el clásico.
-La verdad: ¿cuántas veces volviste a ver el gol?
-(Se ríe). Imaginate que no soy mucho de ver, pero el de ayer lo vi bastantes veces desde el celular. La mayoría de mis amigos y mi familia me lo mandaban, así que no me quedaba otra tampoco.
-Horas con el teléfono, ¿no?
-Sí, terrible. Ya en el vestuario tenía muchísimos mensajes. Lo primero que quería era ver a mi señora y a mi nena. Después, más tranquilo, empecé a responderles a los familiares y seres queridos. Y cuando nos fuimos a acostar terminé de contestarles a todos.
-¿Habías pensado que tal vez se daba algo así?
-Uno siempre lo sueña despierto, pero cumplirlo es difícil. Lo primero que pensaba era ganarlo y hacer un buen partido en lo personal junto al equipo.
-¿El gol llegó en el momento justo?
-Sí, porque fue cuando River nos había empezado a complicar. Cuando convertí me emocioné mucho, es una sensación que no voy a olvidar jamás.
-Jugar un superclásico de visitante genera un morbo extra. ¿Qué se sintió en el gol?
-El impacto. Ellos estaban un poco mejor que nosotros, pensaban que lo podían ganar, y en toda la cancha se sintió el impacto.
-¿Tus compañeros qué te dijeron?
-Estábamos felices por el triunfo. El grupo en general está muy bien y sentí el cariño de todos, que es algo que ayuda mucho para los que llegamos desde afuera. Era un vestuario con mucha felicidad por el trabajo de todos. Hacía mucho que no estaba en un vestuario tan feliz, es inolvidable.
-Gallardo dijo que fueron efectivos, ¿vos por qué pensás que lo ganaron?
-Nosotros queríamos los tres puntos y los conseguimos. Nunca especulamos ni nos conformamos con el empate, por eso nos llevamos el triunfo.
-Habías anticipado que por tu manera de jugar nunca te guardabas nada y en el clásico lo demostraste. Hiciste una típica tuya de recuperar con la cabeza...
-(Se ríe) Sí, son jugadas en particular. No es que uno vaya a trancar todas las pelotas con la cabeza, pero si es la alternativa que queda hay que hacerla. Sobre todo en un clásico.
-¿Hasta qué punto te sorprende haber llegado a un equipo que todavía no sabe lo que es perder?
-Y, por ahí un poco. Hasta en formativas es díficil ganar todo. Pero creo que la clave es que trabajamos partido a partido para ganarlos. Nunca nos adelantamos. Pero haber llegado a tener 8 de 8 es lindo y sorprendente.
-Tu intensidad, agresividad y mentalidad ofensiva se adaptan perfectamente al estilo Barros Schelotto.
¿Te sentís en la misma línea?
-Seguro, mis características me ayudan a cumplir con lo que pretenden. Obviamente también me inculcaron cosas nuevas que de a poco las voy a ir agarrando, pero es parte del aprendizaje.
-¿Los hinchas de Boca ya te agradecieron por el gol?
-Uff, está lleno, siempre nos cruzamos y te hacen sentir como en casa. Todavía no salí, recién ahora que me voy a tomar el vuelo.
Vuelve a sonar el timbre. Hay tiempo para la última pregunta. "¿Caíste?". "Recién ahora. Pero en realidad, no. No lo puedo creer", dice antes de despedirse dice la persona que apenas pudo dormir pero que le hizo la noche inmensamente feliz a todos los hinchas de Boca.